Cuando cierras en qué piensas en la comisión o en la recomendación
El otro día se retrasó un comprador en abonar al vendedor las arras, digamos definitivas, después de la oferta aceptada, más de lo habitual y por más tiempo de lo pactado en contrato. Llamé a la vendedora para explicarle lo que estaba pasando, por qué no había recibido todavía la transferencia de las arras, estaba un poco nerviosa. Y le dije, no ha pasado nada mujer, que no sea habitual… Los compradores a veces, después de haber firmado sufren lo que yo llamo el miedo escénico a la realidad.
Hasta hoy la compra era algo ilusionante, algo que todavía no te costaba un duro, vamos, pero ya no es así, ahora pasa a ser algo diferente e incluso a veces agobiante, fíjate bien qué ocurre. En este instante va a tener que soltar 20000 €. Si piensas en el comprador lo entenderás, qué le pasa por la cabeza en este momento..? Te das cuenta que va a dar un salto definitivo en su vida, importante, importantísimo diría yo. A parte de desprenderse de 20.000 € en las arras, que a algunos ya les da vértigo, comienzan a pensar, y si pasa algo y si pierdo el dinero, y si el inmueble tiene cargas que desconozco, o algún embargo… También le vienen pensamientos como, voy a tener que hacer una hipoteca para el resto del dinero y seguramente para el resto de mi vida, piensan: ¿será seguro la casa perfecta o me estaré equivocando?, ¿me he metido en un lío?, ¿no me retiraré ahora que todavía estoy a tiempo?
Ahí es donde el trabajo de un buen agente inmobiliario tiene un plus de valor, hay que explicar muchas cosas, dedicar tiempo, tener unos buenos guiones de comunicación con el comprador y el vendedor. Es un momento dónde, tanto uno como el otro, van a pasar ratos de estrés que si no sabemos gestionar y ayudar, pueden en un periquete tirar por tierra todo un muy buen trabajo realizado hasta este punto. A algunos inmobiliarios les basta con pensar, pero si yo ya he hecho lo que tenía que hacer, yo ya he vendido, pero para otros, entre los que me incluyo, no, no es suficiente, porque tenemos una cosa clara, que no vendemos casas, ayudamos a personas a vender sus casas. Esta es la gran diferencia entre unos y otros, y he aquí uno de los puntos importantes de nuestro trabajo, informar, asesorar, convertir este momento en una experiencia agradable para nuestros clientes, sin estrés, de manera que se sientan muy bien tratados, por supuesto profesionalmente, pero sobre todo como personas. Esto es lo que te hace sentir bien, tratar con personas, y además es el plus que hace que te recomienden, por supuesto, a otras personas.
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